lunes, 5 de febrero de 2024

 

FEBRERO 2024.
 INICIO. Muchos años atrás, en Pátzcuaro, la respetable Ana Joaquina Alcántara sufre por la agonía de su marido, Pedro Gonzaga, quien en su lecho le pide que case a su hija con alguien de mucho dinero, pues es la única manera de que puedan recuperar el estatus que perdieron cuando él enfermó, sin sospechar que su ardiente y hermosa hija, Sara, tiene un romance secreto con Humberto Mistral, un hombre casado que la ha enloquecido y que ha prometido también divorciarse para que puedan estar juntos. Sin embargo Ana Joaquina descubre esta relación y enfrenta al hombre, al que incluso dispara, siendo sorprendidos por Miriam, la esposa de este, a quien la enfurecida madre advierte que cuide a su marido o un día amanecerá muerto. Acto seguido reprende a Sara, la cual se le revela y amenaza con irse con el casado, por lo que la madre la encierra bajo llave. Sin embargo, con ayuda de la sirvienta Milagros, logra escapar, no sin antes despedirse para siempre de Pedro, quien intenta detenerla, pero la hija ya ha tomado su decisión. Al saber del escape de su hija, Ana Joaquina culpa a Milagros y la discusión llega a oídos de Pedro, el cual no soporta el saber que su hija ha huido con un hombre casado, lo que solo enlodará el honor de su familia, hundida en la miseria. El enfermo se altera, desea salir a buscar a Sara, pero en el intento muere. Mientras, la hija llega al lugar acordado con Humberto, a quien Miriam detiene con amenazas que le impiden seguir con sus planes, pues lleva todas las de perder. Al darse cuenta de que la han plantado, Sara vuelve a casa, deshecha, para encontrarse con la noticia de que su padre ha muerto tras enterarse de lo que hizo. Ana Joaquina no deja de culparla, siendo dura y ruin con ella, que desahoga con Milagros su sentir. Tras enterrar a su padre, acude a buscar a su gran amor y se entera de que este y su familia se han ido para siempre, lo que le destroza todavía más el corazón. A partir de este momento nada le importa, ni siquiera que Ana Joaquina la trate como sirvienta y la obligue a hacer las tareas más pesadas de la casa, hasta que un día sufre un desmayo y Milagros descubre que está embarazada. Le entrega sus ahorros para que huya lejos, pues sabe que Ana Joaquina no permitirá un hijo bastardo en su familia, pero la dura madre las está escuchando tras de la puerta y en cuanto la sirvienta sale de la habitación, cierra la puerta con llave para luego despedirla y hacer saber a su hija que el engendro que espera no nacerá. Manda a llamar a una comadrona, Ramona, quien luego de revisar a la futura madre entera a la que será abuela que no se puede practicar un aborto, ya que su hija tiene más de 20 semanas de gestación. Hecha un mar de furia, Ana Joaquina azota a su hija con un cinturón, acusándola de ser una ramera de porquería y le jura que nadie la verá embarazada y que, cuando el bastardo que espera nazca, se desharán de él. Sólo Ramona se encarga de dar seguimiento a este embarazo, pero manteniendo informada a Milagros, quien se mantiene cerca, pues desea hacerse cargo de la criatura, misma que viene al mundo también en una noche tormentosa, en la que la débil Sara muere, sorprendiendo a Ana Joaquina, quien pide a la comadrona que se deshaga del bastardo que ha nacido, sin importarle su sexo o apariencia. Ramona entrega la criatura a Milagros, la cual se enternece por ella, mientras que la madre no sabe de donde sacar dinero para velar y enterrar a su hija, a la que maldice por haberla hundido en la deshonra. Vende algunas joyas, y en el velorio de la difunta Sara aparece Milagros, con la hija recién nacida de esta en brazos. Ana Joaquina la echa, pero esta le asegura que si no la acepta de vuelta en la casa y se niega a hacerse cargo de su nieta, todo Morelia sabrá las razones de las muertes de Pedro y Sara, no dejándole más opción que aceptar, para entonces vender su casa para tener dinero y así mudarse a San Miguel, en donde comienzan una nueva vida, la cual a los cinco años se ve envuelta en la tragedia cuando un día Ana Joaquina envía a Milagros al mercado, quedándose ella a cargo de la cocina y su nieta, a la que desprecia, siempre refiriéndose a ella como bastarda, y la cual juega en la cocina, por lo que la abuela deja a la orilla del fuego una olla de agua hirviendo con la esperanza de causar un accidente, el cual luego de un rato sucede, pues sale a atender la puerta y la pequeña, que desea seguir jugando, hace que la olla de agua hirviendo le caiga encima, sufriendo quemaduras graves que hacen que la adulta, asustada, la reprenda y la acuse de ser una estúpida, pues ahora la dejará en evidencia ante todo San Miguel. 
La niña es llevada a un hospital, donde la abuela y Milagros son informadas de que esta tiene graves quemaduras con las que tendrá que lidiar por el resto de su vida, por lo que a partir de este momento la inocente crece entre cuatro paredes, llenándose de inseguridades que Ana Joaquina le inculca, siempre humillándola y reprendiéndola a pesar de la intervención de Milagros, en quien la sufrida niña se refugia. La sirvienta le asegura que un día será mayor y por fin podrá librarse de la sombra del odio de su abuela.

Veinte años después Luciana es una frágil mujer insegura que vive bajo el control y dominio de su abuela, Ana Joaquina, quien ha descargado en ella su odio y frustración, y la trata como si fuera una apestada, de la que se burla por sus quemaduras en el cuerpo y cuello, los cuales la protagonista cubre con ropas anticuadas y a quien la abuela solo le permite salir para acompañarla a la iglesia a ella o a Milagros, cuando hace las compras. Sin embargo Luciana tiene el cariño del profesor Mario Suárez, quien la ama y le pide matrimonio. Ella teme a que un hombre la vea desnuda, debido a sus quemaduras, pero el maestro le asegura que a él no le importa y habla con Ana Joaquina, quien ante la aceptación de su nieta accede a que esa boda se cumpla pero se vale de Ramona para conseguir una pócima que duerma a las personas. Es así que en la celebración de petición de mano de Luciana, pone esto en la bebida de Mario, el cual más tarde, al estar en casa, se asfixia y muere, llenando de dolor a la pobre protagonista, la cual asegura a Milagros que su destino siempre será el estar al lado de su abuela, quien la trata con desprecio y como si fuera una empleada más.

En la época actual, alentada por Milagros y por la señorita Ángeles Ortega, una solterona que ve en ella gran potencial para no correr con su misma suerte, la sufrida Luciana ha logrado terminar carrera universitaria y maestría en línea, pues teme al exterior. También ha conocido en redes sociales a Damián Balmori, un hombre que vive en la Ciudad de México y tiene una pésima relación con su esposa, Paola Gaitán, quien siempre lo juzga por no tener aspiraciones ni salir adelante, encontrando este consuelo en su amiga virtual, misma que está apasionada por él, pues es un hombre atractivo. Esto lo sabe Milagros, quien le recomienda que le hable de sus quemaduras y no lo engañe, así como que tenga cuidado de no ser descubierta por Ana Joaquina, quien tiene para ella planes distintos, como el que la siga cuidando, hasta el momento de su muerte. La protagonista y la sirvienta son cómplices, y en una visita al mercado, en la calle son interceptadas por un hombre misterioso que luego las vuelve a ver en la iglesia, acompañadas por la dura Ana Joaquina, la cual, a diferencia de las otras, ignora el cordial saludo del hombre, que no es otro que el reconocido cirujano Gregorio Rivas del Castillo, el cual se deslumbra con la belleza de la protagonista, al grado que al paso de unos días se presenta en casa de la abuela, a la que habla de sus intenciones con la nieta: Casarse con ella. Ana Joaquina ríe pues sabe que ningún hombre se fijaría en Luciana, la cual tiene marcas por todo el cuerpo. La manda a llamar y la ridiculiza ante el doctor, quien ve en ella una singular belleza que lo ha deslumbrado. Al saber esto, Ángeles hace saber a la muchacha que, a pesar de sus cicatrices puede salir adelante y valerse por sí misma. Luego tiene un disgusto con la abuela, quien intenta ofenderla por su estado marital, lo que la profesora sabe defender muy bien, dejando entre ver a la anciana que sabe de leyes y que hará hasta lo imposible para liberar a Luciana de su yugo.

En Ciudad de México, Víctor Manuel Andrade fornica con Antonieta Duval, una mujer de la que ha sido amante durante mucho tiempo y que está casada con Federico Russek, el cual es mucho mayor que ella y es gran amigo de Gregorio, para quien Víctor Manuel trabaja. El ardiente amante acude al aniversario luctuoso de la difunta Natalia, apoyando a su gran amigo Alejandro y la hermana de este, Isabela, quien lo ama desde que son niños. 
Los hermanos resienten que su padre prefiera sus conferencias en San Miguel en vez de presentarse a una fecha tan importante y es la muchacha quien desahoga con Antonieta lo sola que se siente y el amor que siente por Víctor Manuel, causando que la otra se ría de ella en silencio, por considerarla una estúpida. A su vez Víctor Manuel vela por sus padres, Eugenia y Augusto, quienes sacrificaron todo por él y desean su felicidad, razón por la que le ocultan que el progenitor está desahuciado y le piden que se case con Norma Olivares, quien está convencida de que él le corresponderá.

Ana Joaquina descubre que Luciana está enamorada y la presiona para que se lo diga. Esta sufre pues sabe que la abuela jamás le permitirá tener un amor y se desahoga con el padre Sabino, quien promete hablar con la dura mujer, a la que insinúa que la nieta tiene derecho a enamorarse, molestándose cuando esta asegura con sarcasmos que la “deforme” nunca será del agrado de ningún hombre, debido a sus quemaduras, callando cuando el sacerdote le recuerda que estas se deben a un descuido de ella, que se cruza con Gregorio y este le dice estar interesado en su nieta, con la cual desea casarse a cambio de devolverles la posición que perdieron hace años, pues las ha investigado.

Damián desahoga con su madre, Cecilia, el hastío que siente por su matrimonio y el desamor que percibe por parte de Paola, confesando que se ha enamorado de alguien que conoció en redes sociales. La madre habla de esto con la nuera, quien hace un gran escándalo al cónyuge, al que acusa de ser el causante de todo su sufrimiento, pues nunca han podido ser padres. Él se sincera, le dice no amarla y explica sus motivos, mas ella, cruel, no hace más que ofenderlo y recriminarlo para luego acusar a Cecilia de haber criado a un perdedor.

Rebeca, la fiel ama de llaves de los Rivas del Castillo, aconseja a Isabela para que enrede a Víctor Manuel, el cual no tiene ojos para ella ni para Nora, quien al igual que la otra enamorada también sufre por el amor de este, que se desfoga con la ardiente Antonieta al grado que casi son descubiertos por Federico, el cual ve a su mujer como su mejor adquisición y no la ama verdaderamente.

Milagros se asombra cuando Ana Joaquina le dice que recuperará su posición social y lo hará gracias a Luciana, a la que casará con un millonario que les cambiará la vida. La sirvienta no puede creer la infamia de la mujer e informa de esto a la protagonista, quien suplica a la abuela que no la obligue a casarse, pues está enamorada de Damián. La abuela se burla de ella y le asegura que el otro la repudiará en cuanto le vea las quemaduras en el cuerpo, pues no puede inspirar más que asco. Por medio de la criada, esto llega a oídos de la señorita Ángeles, quien de inmediato enfrenta a Ana Joaquina, la cual la corre de su casa, exigiéndole que se aleje de su nieta, sin importarle que esta ya sea una mujer que puede valerse por sí misma, pues insiste en que es débil, insegura e insignificante, por lo que nunca será igual a las demás mujeres. Esto llena de rabia a la maestra, quien junto con Milagros fragua un plan para que la protagonista se libere del yugo de Ana Joaquina, por lo que la intentan ayudarla a escapar de casa para que vaya en busca de su amado, el cual también está decidido a dejarlo todo por ella, pero así como Ana Joaquina descubre los planes de su nieta y la encierra bajo llave para impedir que cumpla su sueño, él es descubierto por Paola, quien lo sorprende en su auto, donde se violenta y causa un accidente en el que ella pierde la vida. Esta situación hace sufrir a Luciana, pues no tiene más comunicación con su amado, el cual ha perdido su teléfono en el accidente y se encuentra muy grave en el hospital, lo que hace que la enamorada crea que su madre tenía razón mas no desea casarse con Gregorio, el cual vuelve a la ciudad y revela a su gran amigo, Federico, que se casará de nueva cuenta, pues ha encontrado a la mujer ideal que puede moldear a la imagen y semejanza de la difunta Natalia. 
De esto se entera Isabela, quien envenenada por Rebeca promete que no permitirá que otra ocupe el lugar de su madre. Enfrenta a su progenitor, quien ya ha tomado su decisión y le aconseja que se case y viva en otro lugar, pues hace mucho que debió hacerlo. Luego discute con Alejandro, quien es su mano derecha en el hospital y acepta que el hombre rehaga su vida, intercediendo por él ante la hermana, que no quiere a una intrusa en casa y esta cegada de amor por Víctor Manuel, al que pide que se casen. Él la rechaza, pues no la ama y la ve como a una amiga.

Federico presiona a su hijo, Enrique, para que enamore a Isabela y se case con ella, pues de esa manera las fortunas familiares se unirán. Exige a Antonieta su apoyo pero a la mujer poco le importa lo que el hijo quiera hacer con su vida, sin que ambos sospechen que en realidad este de quien está enamorado es de Alejandro, de quien es gran amigo y al cual escucha siempre, brindando todo su apoyo. Es justo el amigo quien le propone que se case con su hermana, pero para Enrique esto no puede ser y solo ve a la chica como a una hermana, con la que creció. Luego Alejandro entera a Gregorio del amor que Isabela siente por Víctor Manuel, a quien el cirujano ofrece una fuerte suma de dinero, posición y plenitud por el resto de su vida a cambio de que se case con su hija. El joven se niega a pesar que el otro amenaza con cerrarle todas las puertas y dejar desamparados a sus padres, justo ahora que Augusto está gravemente enfermo. Víctor Manuel cuestiona a su madre, quien no tiene más remedio que aceptarlo y le pide que no acepte casarse con Isabela y, en cambio, sí lo haga con Norma, quien en la empresa conoce accidentalmente a Alejandro, el cual queda sorprendido por su belleza y desenvoltura.

La señorita Ángeles busca a Luciana pero Ana Joaquina impide que la vea y le exige que se abstenga de acercarse a su casa o tomará represalias, intimidándola no solo con sus amenazas sino también con su actitud y mirada. Cuando Milagros se entera, recrimina a la abuela que se ensañe con la nieta solo por representar el pecado de su hija muerta. Le pregunta también si sabe qué fue de Humberto Mistral y la patrona le exige que no vuelva a pronunciar ese nombre, así como le advierte que, de interponerse en sus planes para recuperar la vida que perdió, no la llevará con ella y Luciana en cuanto se muden a la capital del país. A la sirvienta poco le importa esto y anima a la protagonista para que sea optimista, convencida de que Damián la buscará dentro de poco. Este a su vez está hundido en una terrible depresión que preocupa a Cecilia, a la que revela sentirse culpable de la muerte de Paola, pues estaba a punto de abandonarla. La madre lo abraza y le pide que la deje conocer a Luciana, quien lee en los periódicos del accidente del hombre, enterándose de que estaba casado, por lo que, despechada a eliminado su perfil de la red social, decidida a olvidarse del que cree que solo la engañó.

Víctor Manuel padece la presión de Antonieta, quien quiere que huyan juntos, harta de su vida, pero él considera que la relación debe terminar. De la misma forma que la otra, Norma también le insinúa el amor que siente por él, que le pide que no insista, pues lo que menos quiere es lastimarla y no la ama. Ella descubre su enredo con Antonieta y lo enfrenta, pues se ha dado cuenta de la clase de mujeres que le atraen, Los escucha Eugenia, quien más tarde cuestiona a su hijo y le aconseja que se case con Norma.

Luciana sufre por su destino y Milagros le aconseja que escapen juntas, donde la voluntad de Ana Joaquina no la pueda alcanzar. La protagonista tiene mucho miedo, así que la sirvienta acude al padre Sabino y le cuenta los planes que Ana Joaquina ha hecho para casar a Luciana, quien es infeliz. El presbítero cita a la abuela en la iglesia y en el confesionario la reprende por lo que está haciendo, sorprendiéndose cuando esta le pide que no se meta en lo que no le importa. Él se niega a casar a Luciana y la mujer se ríe de él, asegurando que no lo tenía contemplado, porque hasta para tener como testigo a Dios ella ha pensado en grande. 
Se comunica con Gregorio, el cual le ha depositado suficiente dinero para todo lo que necesite, incluyendo el ajuar de novia. La mujer gasta lo indispensable y pide a la nieta que vea todo con optimismo, pues con su matrimonio todos saldrán ganando y ella, con las operaciones que el marido le haga, recuperará lo que ni en sueños podría tener. La muchacha entonces se las ingenia para hablar con la señorita Ángeles, quien le propone que viva con ella, pues finalmente es una mujer adulta y puede irse de casa sin más. La alumna acepta y actúan a escondidas de Ana Joaquina, quien ya lo ha descubierto todo y finge ante la nieta, mientras piensa cómo deshacerse de la maestra. Para ello se vale del padre Sabino, quien le cuenta todo sobre la solterona y por ello la malvada anciana comienza a mandarle cartas y flores a nombre de un enamorado secreto, para luego buscar en una zona de delincuencia a un hombre que le sirva para sus planes. Este no es otro que Guadalupe Robles, al que ofrece una fuerte suma de dinero a cambio de que se haga pasar por el enamorado de la profesora y la mate.

Antonieta enfurece cuando Federico le cuenta de los planes de Gregorio para casar a Víctor Manuel con Isabela, por lo que hace tremenda escena al amante, el cual asegura que no ha aceptado la propuesta de Gregorio. Ella le pide que huyan juntos, pero él se opone y considera que lo mejor será terminar su relación, poniendo fin a su idilio. Ella se aferra a él, lo besa y son vistos por Norma, quien se decepciona de él, que le pide que no diga una sola palabra sobre lo que ha visto. Se desahoga con Alejandro, quien no puede creer su aventura y le aconseja que no acepte casarse con Isabela, pues será infeliz a su lado. Esta sin embargo presiona a Gregorio, al que asegura que si ella no se casa con el hombre que ama no permitirá que él se case con nadie más. Él enfurece y le deja claro que su opinión no cuenta. Pide a Víctor Manuel que se encargue de comprar una casa pequeña en una zona decente. Él encuentra una casa justo frente a la de Cecilia, quien lo pone al tanto de las condiciones e incluso se la muestra, pues tiene las llaves por su relación con los antiguos dueños. El hombre decide que la comprará y ella lo contacta con las personas que debe tratar, enterándose así de que una muchacha y su abuela llegarán a vivir al lugar. Cecilia se lo cuenta a Damián, quien recuerda a Luciana y vuelve a abrir sus redes sociales, descubriendo que esta ha desaparecido de todas.

Milagros ayuda a Luciana a mover sus cosas a casa de Ángeles, quien acondiciona una habitación para su alumna y amiga, misma que nota en su abuela un cambio repentino, ya que Ana Joaquina se muestra contenta y en veces es cariñosa. La nieta teme a que la mujer la haya descubierto.

Federico descubre que Antonieta tiene un amante y luego de sacudirla para que ella le diga la verdad, negando todo, decide que la investigará y pide a Víctor Manuel que sea él quien se encargue de encontrar al canalla al que desea eliminar. Él entera de esto a la mujer, que maldice al marido y le vuelve a pedir que huyan juntos, mas él se niega. Sin embargo los ha escuchado Enrique, el cual más tarde reprocha a su madre el tener un amante. Ella lo niega y, cuando el hijo la acorrala haciendo preguntas y comentarios, lo abofetea para luego encerrarse a llorar, mientras que el muchacho se presenta en la casa del otro para reprocharle lo que ha hecho, ante Eugenia y Augusto, los cuales quedan atónitos al enterarse. Víctor Manuel solo se limita a suplicar a Enrique que no diga nada a Federico, asegurando que lo suyo con su madre terminó.

Con ayuda de Ana Joaquina, Guadalupe se hace de buenas ropas y corte de cabello logra engatusar a Ángeles, quien se siente ilusionada de que un hombre apuesto se haya fijado en ella. Le cuenta esto a Milagros, la cual le advierte que tenga cuidado, pues no hay hombre de quien alguien se deba fiar.

MARZO 2024.
Ángeles le entrega a Milagros las llaves de su casa y la sirvienta se las da a Luciana, asegurando que ya todo está listo para que se vayan a vivir lejos de Ana Joaquina, quien las espía y pide a la sirvienta que haga unas compras. Luciana se ofrece a acompañarla, la abuela acepta y se fija muy bien en donde oculta las llave las nieta. Al estar sola en casa, la anciana acude de inmediato a sacar copias, las cuales entrega a Guadalupe para luego regresar las originales a su sitio y sorprender a la nieta y la criada con una cena que ella misma ha preparado. Curiosamente es la misma comida que se preparaba el día en que Luciana tuvo aquél fatídico accidente que la dejó con cicatrices, por lo que recuerda el incidente al igual que Milagros, la cual se prepara para el escape y apresura a Luciana, pensando que Ana Joaquina duerme. No saben que esta las escucha y disfruta, pues sabe que en esos momentos Guadalupe ha penetrado en casa de Ángeles y la estrangula para entonces prender fuego al lugar, yéndose sin dejar huella. Esto llena de horror a Luciana, quien al enterarse sufre, pues cree que nunca se liberará de su abuela. Y tiene razón, pues esta ha hablado con Gregorio y al igual que las otras fraguó muy bien su plan para irse de San Miguel. Manda a Milagros a recoger unas cosas a Morelia y aprovecha esos días para ir a Ciudad de México con su nieta, llegando a vivir a la que será su nueva casa, en la que la anciana disfruta al imaginar la reacción de su empleada cuando descubra que ya no viven en la provincia y no tiene ni idea de a donde se han mudado. Lo que la villana no sabe es que el destino sin querer la ha llevado a vivir frente a la casa de Cecilia, quien se presenta ante ella y le ofrece su amistad, descubriendo que tienen cosas en común. Luego la abuela y su nieta se presentan en el hospital, donde el cirujano hace una revisión de la chica, a la que asegura que removerá todas las heridas que le quedaron en el cuerpo y cuello. Allí las mujeres se cruzan con Isabela, quien les deja claro con su actitud que las desprecia y nunca aceptará a la que se atreva a ser la nueva esposa de su padre.

Víctor Manuel tiene un roce con Eugenia, quien lo presiona para que corresponda al amor de Norma, mas el hombre no puede quererla y deja claro que no se casará solo por creer que los años se le están pasando y mucho menos para complacer a sus padres. Luego cena con la mujer, a la que le pide que comprenda que solo pueden ser amigos. Ella sin embargo lo besa y, aunque él le corresponde, más tarde la rechaza y le pide que no lo vuelva a hacer o de lo contrario se alejará definitivamente de ella.

Gregorio y Federico celebran por la boda del cirujano, quien hace saber a su amigo que convertirá a su prometida en una mujer hermosa y le presume que, a pesar de pasar de los treinta años, todavía es virgen, por lo que no puede esperar a tenerla en su lecho y ser el primer y único hombre que le muestre lo que son la pasión y la concupiscencia. Esto llena de líbido al amigo, quien al volver a casa hace el amor a Antonieta, aunque de manera violenta, por lo que esta sufre. Luego de que la sorprende llorando, por la mañana, discuten fuertemente pues él ya no confía en ella, que busca a su gran amiga Barbara Sáenz, ante la cual desahoga sus penas, confesando lo arrepentida que está de haber hecho caso a su familia y comprometerse con el hombre cuando aún era una muchacha. La amiga le asegura que sus penas pasarán cuando encuentre un hombre que sea capaz de todo por ella y le presenta a Leonardo Guillén, quien enmudece por su belleza y no deja de coquetearle. Antonieta se siente atraída a él y vuelve a casa para ahora enfrentar a Enrique, quien le dice haber hablado con Víctor Manuel y saber ahora que es ella la que lo busca y persuade para verse. Le promete que, de seguir buscando calor en otra cama, no tendrá más que contarle la verdad a Federico. La angustiada madre sufre y le asegura que su aventura ha terminado, además de pedirle comprensión pues ambos padecen el desprecio del patriarca, que solo piensa en el apetitoso deleite de Gregorio, ahora que desposará a una mujer adulta, pero virgen. Se imagina cuanta perversión puede, tocándose, y cree que él debería buscar lo mismo que su amigo.

Al mirar por la ventana a las nuevas vecinas, Cecilia apresura a Damián para que él también las vea, descubriendo así que se trata de Luciana, a la que decide buscar, pero Ana Joaquina le impide verla y luego tiene un percance con Cecilia, quien le dice ser la madre del hombre y defiende lo que este siente por la nieta de la mujer, quien le dice saber que su hijo era un hombre casado cuando intentó huir con Luciana. Le exige que nunca más le dirija la palabra y entere a su hijo de que la protagonista se casará con un viudo que sí vale la pena y tiene qué ofrecerle, como la casa en la que viven, por ejemplo. Es por ello que Cecilia pide a Damián que se olvide de Luciana, la cual se ha comprometido con otro. El hijo se resiste a creerlo, quiere escucharlo de boca de su amada, pero al buscarla, Ana Joaquina lo amenaza de muerte y le promete que no dudará en matarlo si interfiere en sus planes. Aparece Víctor Manuel, quien lo ahuyenta, asegurando que las mujeres no están solas y él las protege. Luego entrega a Ana Joaquina dinero que Gregorio le envía para los preparativos de la boda y le informa que su nieta será sometida a cirugía luego de haberse casado, mas no le puede prometer que quede del todo bien. La anciana se ausenta unos instantes y entonces él habla con Luciana, quien temerosa le revela que se casará contra su voluntad y le pide ayuda, pues no desea ser la mujer de Gregorio.

Milagros vuelve a San Miguel y descubre que su viaje a Morelia fue una trampa que Ana Joaquina le tendió para irse lejos con Luciana. Se desahoga con el padre Sabino, quien no puede hacer nada para ayudarla, pues incluso Ana Joaquina no le comentó nada a él y jamás ha sido asidua a los teléfonos móviles, por lo que no hay manera de comunicarse con ella. La sirvienta piensa en Luciana, le marca a su número, pero el teléfono también se ha quedado en la casa de San Miguel, a la que la criada no puede penetrar, por lo que ante su situación el padre Sabino decide contratarla.

Rebeca sabe que Alejandro está enamorado Norma y lo alienta para que la invite a salir, pues nadie se le podría resistir a alguien como él. Así mismo le aconseja que se aleje de Enrique, al que considera una mala compañía, insinuándole que el amigo es homosexual y está enamorado de él desde que eran adolescentes. Esto lleva a Alejandro a cuestionar a su amigo sobre sus preferencias, mas el otro niega ser gay, aunque al estar en las bañeras del gimnasio no puede evitar mirarlo con erotismo, dándose cuenta el otro.

Luciana logra comunicarse con Milagros, gracias al padre Sabino, que las une. La sirvienta viaja a la Ciudad de México y se presenta en casa de Ana Joaquina, quien no tiene más remedio que recibirla, luego de que la sirvienta la entera de que se vio a Ramona y esta le contó que hace años, antes de que Luciana culminara la preparatoria, Humberto volvió buscando a Sara y su hija, y ella le hizo creer que ambas murieron. La patrona lo niega absolutamente, pero al verse acorralada no tiene más opción que aceptar a la sirvienta, que llena de felicidad a la luz de sus ojos: Nuestra protagonista.

Barbara aconseja a Antonieta para que se olvide de Víctor Manuel, disfrute la vida y acepte las invitaciones de Leonardo, el cual ha enloquecido por ella. La ardorosa mujer salir con su pretendiente, el cual le muestra ser complaciente en el lecho.

Isabela envuelve a Víctor Manuel para saber en donde vive Luciana, a la que busca para ofenderla y humillarla, sin contar que a quien enfrenta es a Ana Joaquina, quien le deja claro que, si se atreve a hacerles la vida imposible a ella y a su nieta, lo pagará muy caro, pues ningún hombre de más valor a una hija caprichosa que a su mujer. Isabela entonces se desahoga con Víctor Manuel, al que intenta besar, siendo rechazada. Él le deja claro que no la quiere como mujer y ella entonces discute con Gregorio, al que jura que no permitirá que se case con nadie. 

Este le jura que, si insiste en interponerse a su felicidad, no tendrá más remedio que mandarla a vivir lejos de él. Ella es apoyada por la fiel Rebeca, a quien el millonario propone que acompañe a su hija, pues también está harto de ella, que en realidad es prima de Natalia y llego a trabajar como sirvienta con la familia de la difunta por caridad. Por ello la maldice ante su retrato, asegurando que nunca le perdonará el que le haya arrebatado lo que más quiso.

El día de la boda llega y Damián desea impedirla, pero Cecilia considera que su hijo debe olvidarse de Luciana, quien luce hermosa y con maquillaje ha podido cubrir las marcas en su cuello, asombrando a todos en la iglesia, donde Gregorio le promete que la hará dichosa. Ella está a punto de dar el sí envuelta en un mar de llanto y entonces aparece Damián para suplicarle que no se case, pero ella todavía cree que la engañó y entonces acepta ser la esposa del cirujano, destruyendo el corazón del otro, que ha dejado perplejos a los invitados, sobre todo a Isabela, la cual asegura a Rebeca que se valdrá de ese hombre para hacer miserable la vida de la que ahora es su madrastra.

Norma acepta salir con Alejandro, segura de que esto despertará los celos de Víctor Manuel, quien, al contrario, la felicita por darse la oportunidad de ser feliz con alguien que sí la ama como merece. Quien no está feliz con esto es Enrique, el cual sufre por el amor que siente hacia su gran amigo. Es justo en la boda que Isabela se da cuenta de ello y no pierde oportunidad para entrometerse y reírse de él, que le recuerda cual es su posición.

Milagros desea quedarse a trabajar en la mansión Rivas Del Castillo, sin embargo Ana Joaquina se opone pues sabe que será cómplice de su hija en cualquier arrebato. Sin embargo Luciana pide ese favor a su ahora marido, quien acepta que la fiel sirvienta se quede al lado de su esposa. Esto incomoda a Ana Joaquina, quien al volver a casa discute con Cecilia, en la calle, por el atrevimiento de Damián, quien se emborracha en un bar, lleno de dolor, remordimiento y decepción por haber perdido a la mujer que ama. Por su parte Ana Joaquina se horroriza cuando ve ante ella a Ramona, quien le ha seguido la pista a través de Milagros y la extorsiona a cambio de no contarle a Luciana sobre la muerte de Mario y revelarle el paradero de su padre, de quien la infame abuela la separó.

Luciana teme a ser la mujer de Gregorio, quien asegura que le dará tiempo y esperarán a que se haya operado, prometiéndole que nunca más volverá a sentir vergüenza de mostrar su cuerpo. La besa en la frente y luego ella se encierra en su habitación, donde aparece Isabela para ofenderla. La protagonista sufre y Milagros la consuela y de inmediato busca a su nuevo patrón para ponerlo al tanto, pero Isabela se lo impide.

Federico continúa sospechando de Antonieta y contrata a Oscar Suárez, un investigador que comienza a seguir a la mujer y descubre sus salidas con Barbara, así como sus encuentros con Leonardo. Sin embargo la astuta mujer se da cuenta de que está siendo vigilada y ofrece una fuerte suma de dinero a Oscar, quien ante sus coqueteos acepta, ocultando la verdad a quien lo contrató.

Norma sufre por el rechazo de Víctor Manuel, a quien le ha declarado su amor. Se desahoga con Alejandro, el cual le aconseja que se olvide de él y se atreve a besarla. Ella le dice que no lo puede amar, él le dice entenderla, y le asegura que le sucede lo mismo que a ella: No es correspondido por quien ama, porque ese amor ama a alguien más. Va a desahogarse con Enrique y luego de unos tragos juguetean y el otro lo besa. Alejandro le corresponde, se quedan dormidos, pero al despertar y verse desnudo junto a él, enfurece y lo rechaza, exigiéndole que no se le vuelva a acercar, confundiendo todo. 

Enrique no puede evitar sentir dolor por esto y lo desahoga con Víctor Manuel, el cual asegura a Alejandro que entre él y su amigo no pasó nada, mas este sabe que Enrique lo ama como hombre y desea alejarse. También le habla de la compasión que siente por Luciana, pues se ha dado cuenta de que en realidad no es la mujer ambiciosa que creían y lo comenta con Isabela y Rebeca, quienes aseguran que la esposa de Gregorio miente. Este a su vez prepara todo para la cirugía de su cónyuge, quien en el fondo tiene la ilusión de que las marcas de quemaduras desaparezcan de su piel, por lo que se somete a un arduo tratamiento, siempre acompañada por Milagros, a quien Ana Joaquina reprocha el estar más presente que ella, con la nieta. Discuten y la sirvienta le recuerda lo que hizo en el pasado, ensañándose con la protagonista solo por se la hija bastarda de Sara y un hombre que no tuvo el valor de enfrentar la verdad, hasta después, y al que ella engañó. La anciana se aterra cuando al ver a Ramona, esta le muestra fotos de Gregorio y amenaza con hablar con este del deceso del primer prometido de Luciana, si no se le da más dinero.

Víctor Manuel habla con Luciana y le asegura que, si comienza un tratamiento y se opera, puede volver a sentir confianza en si misma, haciéndole saber que, para él, ella es una mujer hermosa. Esto despierta ilusiones en ella, que comienza a pensar en él y al verse desnuda al espejo se imagina cómo sería su vida sin las marcas. Le cuenta a Milagros que desea seguir el tratamiento que Gregorio le ha ofrecido, así como entristece al confesar que no soporta le idea de ser la esposa del hombre, pues aunque este es bueno, no lo ama. La sirvienta le asegura que con el tiempo lo hará. Las espía Rebeca, que de inmediato acude a intrigar ante Isabela, que no pierde ocasión para agredir a Luciana.

A pesar de los consejos de Cecilia, Damián no se resigna a perder a Luciana y la busca en la mansión, donde habla con Isabela, quien le muestra fotografías de las quemaduras de la mujer, aterrándolo. Él se siente engañado pues la hermosa mujer nunca le habló de sus lesiones. Sin embargo Isabela lo invita a salir, dándose cuenta de lo guapo que es, y lo pone al tanto de lo que son Luciana y Ana Joaquina. Son vistos por Alejandro.

Federico presiona a Enrique para que enamore a Isabela y se casen. El hijo le hace saber que eso no pasará, pues creció con la chica como un hermano y solo puede verla de esa forma. Calla, nervioso, cuando le padre le dice creer que es homosexual y le deja claro que en su familia jamás ha habido maricones y no aceptará que él sea el primero.

Augusto muere llenando de dolor a Víctor Manuel y Eugenia, quien le revela al hijo las deudas que tiene y la solicitud para desalojar la casa, la cual su padre hipotecó. Él decide hacerse cargo de todo y Luciana se acerca a él para darle el pésame, despertando los celos de Isabela, a quien Rebeca asegura que la madrastra ha puesto los ojos en su hombre. De esto se da cuenta también Antonieta, la cual hace una escena de celos al protagonista, quedando en evidencia ante Federico, quien ya en casa la toma de los cabellos y le exige que le diga desde cuando tiene interés en el hombre, lo que ella niega, asegurando que siempre le ha sido fiel. La repentina presencia de Enrique evita que el marido llegue más allá y exige a Oscar que encuentre pruebas de la infidelidad, pues no descansará hasta vengarse. Por ello sorprende sola a Eugenia, a la que dice saber de los amoríos que us hijo ha sostenido con su esposa. Discuten y cuando la mujer enfrenta al ofendido, este la toma y la ahoga con una almohada, para luego dejarla caer al suelo, como un saco de patatas. Se marcha sin dejar rastro y más tarde Víctor Manuel descubre el cuerpo de su madre. Cree que esta no soportó la muerte del marido y pide a Gregorio que se encargue de todo, por lo que no se practica autopsia y se crema junto con el cuerpo de Augusto, lo que deja un enorme dolor al hijo, al cual Federico da condolencias y le brinda todo apoyo al igual que Isabela, quien le reprocha el preferir a Luciana. 
Este le exige que no diga sandeces y le aclara que jamás la verá como mujer, exigiéndole que no lo busque más y, para quitársela de encima, comienza una relación con Norma, lo que lleva a la otra a refugiarse en Damián, lo que llena de felicidad a Cecilia.

Ana Joaquina le dice a Luciana haberse dado cuenta de que Víctor Manuel no le quita la mirada de encima, por lo que le prohíbe que hable con él y le aconseja que se entregue a su marido, pues solo de esa manera podrá controlarlo. La nieta no puede creer que su abuela sea tan ruin. Habla de esto con Milagros, quien le dice que la anciana no se equivoca, pues ella también ha notado que el hombre la observa de cierta manera. Por su parte Luciana avanza en su tratamiento y se sorprende una noche que Gregorio le pide que acceda a ser su mujer, pues a él no le importan sus marcas. Ella se resiste, tímida e insegura, y de esto se entera Rebeca, la cual se ríe de ella al igual que Isabela, que piensa que su padre es un estúpido que juega a ser adolescente. Por su parte el cirujano se desahoga con Alejandro, quien le recuerda que la esposa se casó obligada y no por voluntad, haciéndole ver que solo está pagando el verdadero precio de su compra, transcurriendo así un año, en el que las cosas parecen haberse tranquilizado para todos y en el que la protagonista comienza a ver signos de su transformación, pues con las operaciones y tratamientos su tejido capilar ha logrado dar resultados y las quemaduras están casi erradicadas por completo. Ella agradece a Gregorio, que la invita a cenar para festejar y en esa cena le propone que hagan el viaje de luna de miel que jamás hicieron. Tímida, ella le dice no sentirse preparada, y él desahoga esto con Federico, el cual le recomienda que la tome por la fuerza, pues finalmente es su esposa y le debe cumplir como mujer.

Antonieta está decidida a abandonar a Federico, pues está harta de su matrimonio, así que pide a Bárbara que la ayude a convencer a Leonardo que se la lleve lejos. Este, que está perdidamente enamorado de ella, decide que la ayudará, para que ambos comiencen una nueva vida juntos, sin sospechar que Oscar se encuentra al acecho de ambos.

Víctor Manuel se ha encargado de llevar a Luciana a todas partes que necesita, por complacer a Gregorio, lo que despierta los celos de Norma, de quien Isabela no pierde oportunidad para burlarse, por lo que la novia del hombre vive llena de celos que la llevan a ser intensa y en veces tóxica en su relación, teniendo constantes desencuentros con él, al que un día Luciana le pide que la lleve a la iglesia y allí hablan de lo que es vivir sintiéndose solos, sin sus padres al lado suyo. Ninguno de los dos resiste más y cuando él la besa, ella le corresponde, sintiendo por primera vez un gran amor que nunca antes había sentido. Al volver a casa llora, pues siente que se ha enamorado de él, al que Isabela hace saber que pareciera el verdadero esposo de su madrastra, burlándose. Él le asegura que sus intrigas no lograrán su objetivo, así como asegura que Luciana es una mujer decente e intachable.

Enrique pide a Alejandro que vuelvan a ser amigos y le pide perdón por lo que pasó hace más de un año, convenciéndolo de que solo durmieron juntos. Alejandro sin embargo ha meditado sobre aquello y revela que en realidad su disgusto fue que entre ellos pudiera suceder algo estando alcoholizados y no en sus cinco sentidos, por lo que besa al amigo y le dice no poder ocultarlo más, pues también lo ama. Lo besa ardorosamente y hacen el amor en la oficina del primero, donde casi son descubiertos.

Cecilia alienta a Damián para que formalice con Isabela, quien descubre que está embarazada pero se lo oculta, pues Rebeca le aconseja que utilice ese embarazo para seducir a Víctor Manuel y obligarlo a casarse con ella. Esta sin embargo cree que el hombre nunca le creerá y piensa que es feliz con Norma, la cual vive nerviosa, temerosa de perderlo. 

Cuando se entera del embarazo de Isabela, Rebeca le asegura que el bebé en camino es de Víctor Manuel. La novia no le cree y acude a Isabela. Discuten y entonces as escucha Ana Joaquina, quien se burla de la integridad de la hijastra de su nieta y luego la pone en evidencia ante Gregorio, quien exige a su hija decirle de quién está preñada. Ella jura que de Víctor Manuel, el cual jura a su padrino que jamás ha tocado a su hija, a la que siempre ha querido como una hermana. Entonces Ana Joaquina le habla al hombre de Damián Balmori, al cual él acude para hablar y este acepta que ha mantenido un noviazgo con su hija desde hace unos meses. Gregorio vuelve a casa y abofetea a Isabela, a quien le dice saber la verdad, enterándola de que la casará con el hombre que la ha deshonrado. Ella sufre, le pide que la case con Víctor Manuel, pero el progenitor ya ha dado su última palabra. Luciana intenta intervenir, pero la hijastra se lo prohíbe, pues no desea su ayuda ni su compasión. Se desahoga con Rebeca, quien le asegura que no todo está perdido, mientras que la malvada Ana Joaquina asegura que muy pronto Isabela se tragará todas sus ofensas y humillaciones.

Oscar intenta extorsionar a Antonieta, quien no tiene mas dinero qué darle, por lo que le pide que sea suya, como ha sido de otros. Ella lo araña salvajemente y en venganza él le muestra a Federico evidencias de que su mujer lo ha estado engañando con Leonardo. El hombre se estremece, pues siempre creyó que Víctor Manuel era el amante y se convirtió en asesino a causa de ello, por lo que va a casa y sacude y abofetea a su esposa, a la que jura le dará un escarmiento. Para ello cita a Leonardo en un lugar, haciéndole creer que la mujer desea verlo. El amante se presenta y se lleva una sorpresa cuando no encuentra a nadie en el lugar. Detrás de él aparece una banda de sicarios que lo golpean, pero él, habilidoso, logra escapar sin sospechar que Federico lo acecha y lo arrolla con su auto, arrancándole la vida, mientras que en casa, encerrada bajo llave, la nerviosa Antonieta suplica ayuda, desesperada, pero ni siquiera Enrique puede ayudarla. Luego la mujer discute con el marido, quien le asegura que no permitirá que lo abandone, pues demasiado dinero invirtió en ella cuando la sacó de la pobreza en que vivía. La mujer se lleva una horrible sorpresa cuando Bárbara se comunica con ella para contarle que su amante ha sido encontrado muerto. Está convencida de que Federico se encuentra detrás de esto, por lo que lo enfrenta y él, duro, le asegura que ese será el destino de todo aquél que intente arrebatársela. Le recuerda que la compró, que dio mucho dinero a su familia para rescatarlos de la miseria y que no le temblará la mano para hacerla pagar por su traición. Ella se encierra a llorar. Ninguno sabe que Enrique los ha escuchado.

Milagros se sorprende al ver a Ramona, quien le dice haber emigrado a la ciudad en busca de trabajo. La otra, inocente, la presenta con Cecilia, quien necesita de una sirvienta de planta. Al saber que vivirá en frente de Ana Joaquina, Ramona acepta por muy poca paga, mientras que su ahora patrona se llena de emoción y entusiasmo cuando la intrigosa Ana Joaquina la entera de que Isabela está embarazada, pues la felicita por convertirse en abuela próximamente. Ella sin embargo se asombra cuando Damián dice no estar convencido de casarse con la muchacha, pues no tiene nada qué ofrecerle.

Siguiendo los consejos de Federico, Gregorio ofrece una cena por el cumpleaños de Luciana y la hace ponerse un vestido escotado que demuestra a todos que ha quedado sin huella de las marcas que una vez cubrieron la mitad de su cuerpo, sorprendiendo a los invitados. Luego de una hermosa velada, en la que Víctor Manuel muestra tristeza en el semblante de la protagonista, sin poder enterarse por esta de qué le sucede, la mujer es forzada por el marido para ser suya, pues este no se resiste más a su belleza. Ella sufre y le cuenta a Milagros lo que pasó. La sirvienta la abraza y le hace saber que es lo normal, pues por más de un año se había resistido a estar con el que es su marido. Luciana sin embargo ahora solo siente asco y desprecio por el hombre, al que creyó gentil y comprensivo.

ABRIL 2024.
Luciana se encuentra con Víctor Manuel y se aferra a él, llorando. Le pide que se la lleve lejos, pues no es feliz. Él la besa y la lleva de regreso a casa, donde la vuelve a besar, siendo vistos por Enrique, quien casi se lo cuenta a Alejandro, mas decide no meterse y acude con el amigo al gimnasio, para luego tener un ardoroso encuentro sexual en las bañeras, donde también son casi son descubiertos por personal de las instalaciones.

Isabela y Damián se casan, llenando esto de incomodidad a Luciana, pues el novio le revela que no ha podido olvidarla y ahora que luce hermosa está más enamorado que nunca. No saben que Rebeca los ha escuchado y de inmediato se lo cuenta a Isabela, quien maldice a su madrastra y jura que se deshará de ella. Enfurece todavía más cuando la sirvienta le asegura que ha notado que Víctor Manuel también se ha fijado en ella.

Ana Joaquina incomoda a Cecilia cuando le asegura que, aunque su hijo se haya casado con una señorita de sociedad que ahora le dará prestigio y renombre a cambio de casarse con ella por el mal paso que dio, este seguirá amando a Luciana, quien ahora es hermosa, elegante, y jamás agacharía la mirada para fijarse en alguien tan insignificante. Luego descubre que Alejandro y Enrique son más que amigos, pues los ve fornicando en una de las habitaciones de la mansión Rivas del Castillo. Se persigna, segura de que esos actos son obra del diablo, y se pregunta si habrá hecho bien en casar a su nieta con esa gentuza.

Al finalizar la recepción de bodas, el alcoholizado Gregorio intenta hacer suya a Luciana, quien logra salir de la habitación, nerviosa. Se topa con Víctor Manuel, quien le dice estar enamorado de ella y la besa, siendo correspondido. La protagonista le pide ayuda para terminar con su matrimonio. Él se lo promete y la hace suya en una habitación, sin que ambos sepan que alguien los ha visto entrar y salir juntos.

La celosa Norma está enferma de los nervios y en todo momento siente que Víctor Manuel le es infiel, sobre todo cuando conoce a Barbara y esta le cuenta del amorío que su novio tuvo con Antonieta. El hombre no tolera más las escenas y dramas de su novia, con la que decide terminar definitivamente. Ella le suplica que no la deje pero él no tiene más remedio que hacerlo. Habla con Gregorio sobre Luciana y le asegura que la mujer no es feliz, por lo que debería considerar dejarla en libertad. Calla cuando el hombre le pregunta si lo que desea es saberla libre porque se ha interesado en ella, dejando entre ver que sí.

Lucina se asombra al descubrir que Ramona trabaja para Cecilia. La sirvienta le dice que ha buscado estar muy cerca de ella para seguir recibiendo su mesada a cambio de su silencio, por lo que la villana se las ingenia para conseguir yerbas venenosas con las que prepara una bebida para engañar a su enemiga, a la que entrega una fuerte suma de dinero a cambio de que no la vuelva a molestar. Ramona siente atracción por una botella de licor que ve en la casa de Ana Joaquina, quien se la obsequia a cambio de que se vaya de su casa. La comadrona se marcha contenta, pues se ha salido con la suya. Sin embargo más tarde se embriaga con el licor y en la madrugada se siente mal. Alarmada, cree que ha caído en una trampa y horroriza a Cecilia cuando la despierta para enterarla de lo que le pasa, pero no lo logra, pues se convulsiona y muere ante su patrona, que llama a una ambulancia y la policía. Se descubre que murió intoxicada y creen que ha sido culpa del la compañía de licores. Este deceso llena de felicidad a Ana Joaquina, quien una vez más se ha salido con la suya, pero no del todo, pues al enterarse, Milagros sospecha de ella, puesto que su víctima murió exactamente igual que Mario, hace años.

Damián busca acercarse a Luciana en todo momento y ella lo rechaza. Esto lo sabe Rebeca, la cual insiste en intrigar ante Isabela, la cual tiene roces con su marido y habla mal de la madrastra ante Gregorio, quien le pide al yerno que se marche de su casa y se lleve con él a su esposa, pues ambos necesitan su propio espacio. Pide a Alejandro que se encargue de buscar una casa pequeña, al otro lado de la ciudad, donde tanto Isabela como Rebeca estén lejos. Se asombra cuando el hijo, que ha estado revisando documentos viejos, le pregunta quién es en realidad Rebeca y si esta es parte de la familia. El papá le cuenta que la mujer es prima lejana de su difunta madre, quien desde que se casaron le dio asilo, techo, comida y dinero a cambio de sus servicios como empleada. El hijo se siente extraño y confiesa a Julián sentir que desconoce a los suyos.

Isabela prende fuego a la habitación de Luciana, encerrándola dentro. La protagonista se lleva un gran susto y, aunque todo parece un accidente, Ana Joaquina está convencida de que no ha sido así y exige a Milagros que esté al pendiente de su nieta. La sirvienta se asombra ante la preocupación de la abuela y le pregunta si con ese cambio también le dirá a la protagonista el paradero de su padre. Las interrumpe la protagonista, quien les exige a ambas que le digan si saben en donde se encuentra el hombre que le dio la vida y entonces Milagros reta a Ana Joaquina a que diga la verdad. Esta intenta echar mentiras, pero la sirvienta lo niega todo y cuenta a Luciana que su padre regresó a buscarlas a ella y a su madre antes de que terminara la preparatoria, pero la infame abuela lo engañó y le dijo que ambas murieron la noche en que nació. Luciana llora, sufre, pues de haber conocido a su padre y estar con él quizás su vida hubiera sido diferente. La abuela le recuerda que ella no es más que una bastarda, la vergüenza de su familia, el recuerdo del pasado vergonzoso de Sara. Esta vez la protagonista se revela, dice estar harta, y exige a la abuela que nunca más se presente en su casa a no ser que sepa el paradero de su papá. Luego de esto acude a la iglesia y pide con fervor un milagro. Allí conoce al padre Hernán, con el que desahoga sus penas. Él la abraza y le promete que todo estará bien. Luego ella llama por teléfono a Víctor Manuel, quien acude a su lado y le promete que le dará todo su apoyo, empezando por entablar la demanda de divorcio, en la que ella renuncia a todo derecho que no sea el de su completa libertad. Cuando Gregorio se entera, hace una rabieta terrible y habla con Ana Joaquina, a la que recuerda que le dio mucho dinero a cambio de lograr que su nieta lo amara. La mujer le echa en cara el dedicarse en cuerpo y alma a su profesión y tratar a la esposa como un objeto más de su mansión. Le recuerda que el amor se siembra, se cuida y después se cosecha.

Enrique confiesa su homosexualidad a Antonieta, quien le aconseja que se marche lejos y se olvide de ella y su padre si es que desea ser feliz, puesto que Federico es como una placa que consume a todos los que están cerca suyo. El hijo habla de esto con Alejandro, el cual le propone que se casen y vivan juntos. Se besan y los ve Isabela, la cual solo los insulta. El hermano le exige respeto y le asegura que él está enamorado a diferencia de ella, que se casó solo porque espera un hijo de un hombre que ni siquiera la ama. Y es que Damián ha confesado a Cecilia su arrepentimiento de casarse, puesto que no hay día en que la esposa no le haga un drama por sus celos, ya que sabe que a quien ama es a Luciana, puesto que él mismo se lo ha dicho. La madre le suplica que resista y le pide que entregue a Milagros una carta que Ramona dejó para ella. Al tenerla en sus manos, la sirvienta palidece al enterarse de las fechorías de Ana Joaquina, quedando completamente convencida de que esta fue la causante de la muerte de la partera.

Norma busca a Víctor Manuel y le suplica que vuelvan. Él la rechaza y entonces ella, sufrida, se desahoga con Federico, quien la enreda para entonces abusar de ella, que se siente asqueada y no vuelve más al trabajo. Al creer que lo ha perdido todo, se encierra en un hotel, donde toma somníferos para luego darse una ducha en la tina en que pierde la vida, ahogándose. 

La muerte de Norma  llena de dolor a Luciana, sobre todo cuando se entera de que antes de morir la mujer fue abusada sexualmente. Debido a esto, Víctor Manuel está decidido a llegar hasta las últimas consecuencias, para esclarecerlo todo. No sabe que Oscar está al tanto, pues él sabe todo lo que sucedió y siguió a la mujer hasta el motel, consiguiéndole él mismo los somníferos. Por su parte Federico finge estar afectado y al volver a casa se topa cara cara con Barbara, a la que corre, asegurando que en su hogar no hay cabida para las prostitutas. Ella le dice unas cuantas verdades y se marcha. Él, en venganza, abofetea a Antonieta, quien no hace más que soportar y llorar.

Gregorio está furioso y deja claro a Luciana que no le otorgará el divorcio, pues ha invertido mucho dinero en ella, que le suplica que le de su libertad, pues no lo ama y desea vivir todo aquello que su abuela le prohibió en el pasado. El hombre le suplica de rodillas que haga un esfuerzo y, ante la negativa de la mujer, la toma por la fuerza e intenta violarla, pero sufre un infarto fulminante que la horroriza todavía más. Llama a gritos a Milagros, la cual se asombra ante lo que ve, lo mismo que los demás en la casa, sobre todo Isabela, quien entra en histeria y culpa a la protagonista de haber matado a su padre. Se abalanza contra ella y tanto Damián como Alejandro la detienen, hasta que el marido la abofetea para volverla en sí de la histeria en que ha entrado. Con la autopsia se descubre que el difunto estaba consumiendo altas dosis de sildenafilo y su corazón no le resisitió. Ante su muerte, Ana Joaquina intenta manipular a su nieta para que exija su herencia, pero esta ya ha decidido que renunciará a todo, pues el difunto hizo demasiado al devolverle la seguridad y confianza en sí misma. No se separa un solo momento de Víctor Manuel, despertando habladurías y, sobre todo, los celos de Isabela y Antonieta.

Alejandro entera a Isabela de que Rebeca no es solo una sirvienta, sino su tía. Ambos hablan con la mujer, quien llora y pide que la sigan viendo como hasta ahora, pues prometió a Natalia que jamás revelaría su identidad. Los sobrinos sin embargo consideran que a la familia se le reconoce y creen que ha llegado el momento de poner las cosas en orden. Isabela así mismo cree que esto incluye a Luciana, a la que quiere fuera de la mansión Rivas del Castillo. Alejandro le implora que no haga escándalos y deje pasar los días para que todo se aclare y luego pide a Enrique que, ahora más que nunca, se casen y hagan una vida juntos, pues lo necesita a su lado para sacar adelante el hospital de su padre. El novio lo promete y por fin enfrenta a Federico, al que revela su homosexualidad y decisión de irse de casa a vivir su vida. El progenitor lo repudia y culpa a de haberle dado un hijo anormal. Ella le asegura que la homosexualidad no es anormalidad ni enfermedad y lo reta a que se cuide, pues en cualquier momento ella también podría abandonarlo. El hombre se burla, pues la conoce y sabe que no tiene a donde ir, sin embargo ha encontrado a su hermano, el padre Hernán, con quien recuerda los duros momentos que vivieron en la niñez, cuando fueron separados por ser parte de una infame familia que a él lo sometió y a ella la vendió con el mejor postor. Él le habla de su pasado, preguntándose qué habrá sido de las personas que dejó atrás para consagrarse a Dios, y cuando la hermana se marcha, recibe la visita de Luciana, quien acude a la iglesia acompañada de Milagros, la cual cree que el hombre se le hace conocido. Él sin embargo sí que la reconoce y le dice ser Humberto, el hombre que se burló de Sara en el pasado. Le pide que le diga si es verdad que la difunta tuvo una hija y que esta murió al nacer. La sirvienta llora y le dice que esa hija está viva y que Ana Joaquina lo engañó en el pasado. El sacerdote ata cabos y se da cuenta de que esa hija no es otra que Luciana, llorando y agradeciendo a Dios por el milagro.

Oscar aconseja a Enrique que se cuide de su padre y no siga sus pasos, puesto que el hombre es peligroso. Le deja entre ver que tuvo que ver en asesinatos y el muchacho entonces decide investigar, poniendo al tanto de todo a Antonieta, a la que propone que se unan en esto y hundan a Federico, para liberarse de él, mientras que Oscar, cobarde, emigra al norte del país.

Damián le pide a Isabela que se divorcien, pues su matrimonio ha sido un error. Ella piensa que él actúa manejado por la pasión que siente hacia Luciana, por lo que le deja claro que así los dos se amarguen la vida, ella nunca se divorciará, pues no piensa criar sola al hijo que espera. Habla de esto con Rebeca, quien considera que quizás el hombre tiene razón y es lo mejor para el crío, pero Isabela, necia y cegada por los celos, se resiste.

Gregorio es cremado y sus restos son entregados a la viuda, quien los entrega a los hijos del hombre y los entera de que se marchará de casa, sin nada más que lo que lleva puesto, pues no desea absolutamente nada. Así lo hace y se poya en Humberto, quien la lleva hasta la casa de Ana Joaquina y en la calle la besa. Los descubre la abuela, quien abofetea al hombre y lo acusa de ser un atrevido. La nieta la frena y la entera de que el hombre y ella se aman, con una mirada retadora. La entera de que devolverán la casa en que viven y tendrán que regresar a San Miguel. La abuela se resiste, se niega, pero la nieta está más que decidida, pues no quiere nada del hombre que la compró. Milagros la apoya y cuando Ana Joaquina la corre de su casa, la sirvienta se niega a irse y la calla al decirle que ha encontrado al progenitor de a protagonista, quien, estremecida, le pregunta quién es y en donde está. En ese momento aparece al padre Hernán, quien dice ser Humberto Mistral y acusa a la abuela de haberle mentido cuando buscó a su hija y ella se la negó, afirmando que estaba muerta. Todos esto causa un gran enfrentamiento por el cual Luciana repudia a su abuela y decide ir a casa de su padre, acompañada por Milagros, quien asegura a su ex patrona que le ha llegado el momento de pagar por sus pecados y todas las que ha hecho, incluyendo las muertes de Mario y Ramona, a los que envenenó. Le desea que encuentre paz, pues ella misma se ha construido su propia corona de espinas. Todos se marchan, dejándola sola, llorando y jurando que se vengará de todos. Esto lo ha visto Cecilia, desde su ventana, por lo que acude a investigar qué pasa y Ana Joaquina la corre vilmente de su casa, donde se siente terriblemente sola y la atormentan los fantasmas de las personas que asesinó, así como el de Sara, que le recrimina lo que hizo con su hija.

Víctor Manuel se siente terriblemente solo y cree que las muertes de las personas a su al rededor han sido causa suya. Se asombra cuando un vecino le dice que, al revisar viejos videos de sus cámaras de seguridad, en ellas vio a un hombre entrar y salir de su casa la noche en que su madre murió. Se las muestra pero no se ve la identidad del hombre, mas el protagonista se alarma al descubrir que su madre pudo ser asesinada. Habla de esto con Federico, quien nervioso le pide que deje las cosas como están y no se busque problemas, mas luego manda a unos sicarios a silenciarlo, pero el hombre es fuerte y se defiende bien. Habla con Enrique, quien le ha pedido que le de asilo temporalmente y le cuenta lo que sucedió. El muchacho pide ver los vídeos y reconoce la gabardina de su padre, por lo que se asombra. Hace saber a su amigo que tal vez Federico se enteró de sus amoríos con Antonieta y quiso darle un escarmiento por su engaño. El protagonista se resiste a pensar que el villano haya sido capaz de dañar a su abuela y entrega las pruebas a la justicia, iniciándose una investigación. Enrique a su vez informa esto a su madre, la cual consigue las ropas que el hijo le ha indicado y las pone en una bolsa de basura. Cuando la policía interroga a Federico, este incluso niega haber conocido a Eugenia y Augusto, mas hay una orden de cateo en su casa, en la que no encuentran nada. Él está asustado pero al no haber pruebas se siente tranquilo y con una sonrisa despide a los policías, sin embargo aparece Antonieta para decirles que tiene algo qué entregarles: La ropa que su marido utilizó la noche en que asesinó a la madre de Víctor Manuel, asegurando que su marido sospechaba que el protagonista era su amante y no estaba equivocado, pues si lo fue hasta días antes de que asesinara a Eugenia. Furioso, el marido se abalanza contra ella para golpearla pero la policía lo detiene y se lo lleva. Esto llena de tranquilidad a Antonieta, quien abraza a Enrique y le asegura que desde ahora las cosas serán diferentes. A ellos acude Humberto, quien entera a la hermana de que ha encontrado a la hija que creía muerta. 
Cual es la sorpresa de Antonieta al descubrir que su sobrina no es otra que su más grande rival: Luciana, quien la abraza fervientemente y va acompañada justamente de Humberto, a quien Antonieta le cuenta lo que acaba de suceder, por lo que este va a la fiscalía y pide hablar con Federico, quien le dice no estar arrepentido de lo que hizo y dejarlo sin familia, pues lo traicionó al meterse con su esposa.

Luciana llora ante Ana Joaquina, a la que reprocha el haberle arrebatado la oportunidad de ser feliz y apartarla de su padre. La abuela le recuerda que ese hombre la rechazó, no la quiso desde el momento en que la supo en el vientre de su madre, y fue el culpable de que Sara y Pedro murieran. La nieta sin embargo asegura que eso no es verdad y le aconseja que se prepare, porque no permanecerá más en la casa que obtuvo a cambio de su desdicha. Le hace saber que, por caridad, la dejará vivir en la mansión Rivas del Castillo, pero esto será temporalmente, pues no desea mantenerla a su lado, sometiéndola a la voluntad de su odio y rencor. Se marcha y la abuela llora, maldiciéndola.

Rebeca pide a Damián que intente acercarse a Isabela y enamorarla, mas el hombre no siente más que desprecio por su esposa, ya que sabe que esta lo utilizó para molestar a Luciana. La tía de la muchacha habla con esta, le suplica que recapacite, que deje el pasado atrás y se centre en su familia, pero a la embarazada solo le importa la venganza y no soporta que su marido ame a la intrusa que causó la muerte de su padre. Es entonces que Rebeca siente culpa y se arrepiente de sus intrigas, pues ha creado un monstruo que se está destruyendo a sí mismo. Pide ayuda a Alejandro, a quien la hermana exige que no se meta en su vida y le de su parte de la herencia y la mansión, donde planea vivir sola, con su hijo, el cual llegado el momento nace muerto, llenándola de dolor. Cecilia no se separa de ella un solo momento y le suplica que recapacite, que le de una oportunidad a Damián y ambos intenten ser felices, pues ella también se casó estando enamorada de Víctor Manuel. Isabela entonces revela entre lágrimas sentirse sola y abandonada desde que su madre murió y cree que los consejos de Rebeca no fueron los mejores.

Luciana es feliz al lado de su padre y el amor de Víctor Manuel, quien le propone que sea su esposa. Ella cree que es demasiado rápido, pues desea vivir, conocer el mundo y sentir lo que es la libertad. Humberto la apoya y pide al novio que sea paciente, pues si en verdad se aman, sabrán esperar y encontrar el momento adecuado para unirse. Víctor Manuel así lo acepta, pero no acepta las insinuaciones de Antonieta, quien desea que vuelvan a estar juntos. Le deja claro que ama a Luciana y que la respetará. Por su parte la ex amante ha entablado la demanda de divorcio y Federico se entera de esto por medio de Enrique, quien se está haciendo cargo de su compañía. El hombre se burla de él, pues está seguro de que un maricón no tiene los pantalones suficientes para hacerse cargo de sus negocios. El hijo le hace saber que, de hecho, los ha tenido para hacer una auditoría y descubrir que sus crímenes van más allá del asesinato, pues también se ha dedicado al contrabando y solo por piedad no lo denunciará, pero esos negocios han quedado excluidos a partir de ahora. Le aconseja que venda, su parte, pues Antonieta venderá la suya ya que, con el divorcio, a esta le corresponde la mitad de todo. A Federico ya nada le importa y solo les desea que se pudran, exigiéndole que no lo vuelva a buscar, pues lo aborrece. El vástago se despide de él para siempre, no sin antes informarle que se le cumplirá su deseo de unir a su familia con los Rivas del Castillo, ya que se unirá en matrimonio con Alejandro, al cual se une en una maravillosa boda a la que acuden sus seres queridos. En ella Víctor Manuel pide a Antonieta que se olvide de él e intente rehacer su vida con un hombre de su edad y que la merezca. Ella así lo entiende y por ello, para olvidarlo, emprende un viaje a Europa con Barbara.

Damián e Isabela se han dado una segunda oportunidad y tras reconciliarse con los meses se enteran de que esperan un hijo, lo que los llena de felicidad al igual que a Cecilia y Rebeca, la cual ya es vista como tía por sus sobrinos y ocupa un lugar importante para ellos. Las dos adultas hacen gran amistad y coinciden al compadecer a Luciana, pues creen que siempre cargará con la sombra de su abuela, quien a pesar de la distancia que le han puesto, insiste en formar parte de su vida, sobre todo ahora que temporalmente vive en la mansión Rivas del Castillo, mientras la nieta se muda, ya que han vendido la casa que Gregorio le compró como pago por su nieta. La anciana, intransigente, se queja de todo y se mete en la vida de todos, peleando constantemente con Isabela y Rebeca, las cuales no pierden oportunidad para ponerla en su lugar. Por ello Milagros le propone que vuelva a su casa en San Miguel y deje de representar una sombra para su nieta, a la cual siempre hizo infeliz con su odio y desprecio. Ana Joaquina sin embargo se resiste a volver a su vida anterior y cambia de actitud hacia la nieta, pues sabe que esto le conviene para salirse con la suya. Cual es su sorpresa cuando Luciana la entera que se casará con Víctor Manuel y vivirá con él, por lo que ambas deben abandonar la mansión, ya que ella ha renunciado a todo lo que por derecho les pertenece a los hijos del difunto Gregorio. La abuela se opone a que la nieta haga esta locura, la presiona para que recapacite, pero la protagonista ya ha tomado su decisión y le da una cantidad de dinero para que vuelva a San Miguel, prometiendo que velará por ella hasta su muerte. Ana Joaquina, orgullosa, de nueva cuenta la insulta y la acusa de ser una bastarda mal agradecida, negándose a acompañarla a la iglesia el día de su boda. Se marcha y vuelve a su antigua casa, donde a los pocos meses comienza a sentir vacío y soledad, lidiando con los fantasmas de las personas a las que envenenó, exigiéndole que se marchen y la dejen en paz.

Luciana y Víctor Manuel se casan en una misa oficiada por el padre Humberto y el padre Sabino, quienes los bendice y les desea amor, paz, confianza, y que tengan una vida dichosa, lejos del dolor, la amargura, la mentira y la tristeza. Mientras se casan, rodeados de sus seres queridos, Ana Joaquina se siente terriblemente mal en su soledad, rodeada de suciedad, hastío y vacío. Contempla una vieja foto de su familia, deseando que las cosas hubieran sido distintas y maldice a Humberto por haber enlodado el honor de su hija y causado la muerte de su marido. Llora, llena de amargura, sorprendiéndose cuando suena el timbre y al abrir ve ante ella a Guadalupe, quien cargando un bidón de gasolina le dice que quiere el dinero que le quedó a deber hace tiempo o se lo cobrará de la misma forma que ella se lo cobró a la señorita Ángeles. Mientras tanto, en la ciudad, Luciana es dichosa al lado de su ahora esposo, Víctor Manuel, pues han sido declarados marido y mujer. Se besan apasionadamente y ella está más que decidida a ser feliz, alejada de su cruel y malvada abuela, lejos, muy lejos, de la sombra del odio.








Para Helena Rojo,
por tantos años haciendo historias...
Q.E.P.D. 03 FEBRERO 2024





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